50 ANIVERSARIO. 1º DE LATIN. SEMINARIO DE SEGOVIA 1961

.
Seminario Conciliar de Segovia




























Juan Palacios, nuestro recuerdo.......


Seminario Conciliar de Segovia, 23 años después


1.984

Reunión de antiguos alumnos

y

Sus familias























.










COLABORACION: EL ADELANTADO DE SEGOVIA
50 aniversario de los seminaristas de la promoción de 1961
TRIBUNA
JOSÉ LUIS GARCÍA REALES
Uno de los primeros recuerdos que se puedan tener de nuestra incorporación al Seminario de Segovia, uno de tantos, es la llegada de “La Serrana” a Fernández Ladreda. Era un continuo ir y venir de baúles, colchones, maletas y… la cara de unos chicos, que por primera vez salían de sus pueblos, con unos ojos como platos y todo nuevo para ellos. Era como una escena de las películas del “Oeste”, un trasiego de personas, autobuses y algún carro.

Y ¿qué decir de ese primer paseo por la carretera que lleva a la Fuencisla, pasando por el Hospicio - hoy sede universitaria - para terminar en ese “cuadro místico” formado por el Monasterio de El Parral, San Juan de la Cruz y la Fuencisla?

Otro de los grandes recuerdos era esa interminable fila de color negro con la “beca encarnada” sobre los hombros, en ternas, bajando las escaleras del Acueducto, estampa pintoresca y muy fotografiada por los turistas, camino de Baterías, la querida Baterías, la adorada Baterías la entrañable Baterías. Es difícil que haya gente en Segovia que quiera tanto a Baterías como los seminaristas que iban allí a jugar al futbol, nuestro deporte rey. Era un inmenso campo de futbol, se extendía desde las tapias, donde había unos cañones como los de “Navarone”, hasta que empezaban las primeras rocas. Allí grandes y pequeños jugábamos al futbol, hiciera frío o calor, granizara, lloviera o nevara, cayeran “chuzos de punta” o no. ¡Qué gratos recuerdos se tienen de la querida Baterías!

Pues bien, un grupo de esos aprendices a “curas”, celebran su cincuenta aniversario, en este 15 de Octubre, su llegada al Seminario de Segovia. Y lo van a celebrar en ese hermoso edificio que les acogió en el año 1961, el Seminario.

Se trata de un encuentro entrañable, nostálgico, afectivo y muy sentimental, máxime porque la mayoría de nosotros no nos hemos vuelto a ver desde que salimos del Seminario. Venimos de distintos puntos de España, aunque el grupo principal procede de Madrid. Las profesiones que desempeñan o han desempeñado los miembros de esta promoción han sido muy variadas, de gran responsabilidad en algunas ocasiones, muchos han estado en la “enseñanza”. En el Seminario se adquirió esa forja en el trabajo, esfuerzo, sacrifico, renuncia, tesón y un alto nivel en los valores humanos.

Cuando ingresamos el calificativo que se nos daba era el de “pipiolos” (se denominaba así a los que cursaban el primer curso de Latín), pero la relación entre todos los seminaristas era muy humana, casi todos teníamos “paisanos” en cursos superiores, algunos en más de un curso, por lo que había una buena relación y comprensión entre todos, aunque las diferencias generacionales estaban muy marcadas.

Es normal que de los 67 que ingresamos, más los que se incorporaron en cursos venideros, no todos recuerden la etapa del Seminario de la misma manera, unos con simpatía y gratitud, otros lo recuerdan de forma no tan positiva.

El Concilio Vaticano II nos “cogió” en segundo y tercero de Latín, fue el momento en que se empezaron a abrir las ventanas y las “puertas” de la Iglesia, fue el llamado Aggiornamento. Y ello fue el principio del fin para que el Seminario se fuera quedando vacío de forma paulatina.

Nuestra incorporación a la vida normal y corriente, una vez que se dejó el Seminario, fue muy difícil, no habíamos sido preparados para ella, no habíamos tenido una pedagogía, un aprendizaje para la vida dentro de la sociedad. Gracias a esos valores que adquirimos en el Seminario pudimos ir superando los nuevos “retos” que nos presentaba la sociedad. Fueron años duros, recios y de un esfuerzo y lucha en la que “tú” te enfrentabas a la vida, a la sociedad, realidades totalmente nuevas para nosotros. Sirva como botón de muestra que estando en Comillas conocí a un chico en Madrid, que pertenecía a una determinada orden religiosa, y que había falsificado el sello de la orden para poder ir a estudiar a una determinada Universidad. Este era el ambiente de aquellos años, años de vorágine.

Habíamos recibido una educación con unos determinados valores y algunos de ellos no eran tan importantes dentro de la nueva etapa a vivir. Pero hasta donde yo pueda saber superamos esas dificultades, esos problemas y poco a poco nos fuimos haciendo un puesto dentro de la sociedad, puestos muy cualificados en algunas ocasiones. ¿Hubo alguien que a su salida lo tuviera fácil? Puede ser que sí, y nos alegramos, pero serían rarísimas excepciones.

Que este cincuenta Aniversario de la promoción de 1961 del Seminario de Segovia nos sirva para que desde este altozano de nuestra vida podamos ver son claridad el camino a recorrer.

Han pasado los días, los meses y los años y se escapan de nuestras manos. Parece que fue ayer.

Era otoño, sentimientos contrapuestos, cuando la naturaleza empezaba a despojarse de su indumentaria, fue en Octubre de 1961, ya las hojas tomaban un color oro cuando ingresamos en el Seminario.

Otoño, en La Alameda, San Juan de la Cruz y la Fuencisla ese grupo de seminaristas del 61 empezaron a saborear ese “silencio místico”, sobrecogedor al repicar las campanas de la Catedral.

Ojalá, para este ramillete de jóvenes Seminaristas nos llegue en este 15 de Octubre de 2011, como a los discípulos de Emaús, las “cuatro de la tarde”.

"EL ADELANTADO DE SEGOVIA" : Un grupo de más de 40 ex alumnos rememoran hoy su

ingreso en el Seminario segoviano en el año 1961

Seminario segoviano en el año 1961


Otros encuentros: 1958

No hay comentarios: